Una de las principales formas de avanzar en una organización, es orientando nuestras conductas y acciones a través del saber escuchar.
Escuchamos sólo el 40% de nuestro tiempo. Esto significa que también 40% de la planilla de una empresa se invierte en escuchar ¿Cuán efectiva es esa inversión? ¿Qué estamos haciendo para optimar la tremenda inversión de escuchar?
Existen varios niveles de escucha.
En el primer nivel esta la escucha desconectada. Nuestro cuerpo está presente, pero nuestra mente no, damos señales de que estamos escuchando para no ser descubiertos; palabras como: “aja, sí, claro”, entre otras. Pero en realidad no estamos escuchando, estamos en otro lugar.
El siguiente nivel es la escucha competitiva. Mientras escucha a medias, la persona va ideando respuestas lo más rápido posible. Interrumpe constantemente a la persona con quien habla para darle su opinión. En este nivel de escucha no hay interés en escuchar, sino en probarse a sí mismo y a los demás que se es el más capaz y el más competente.
El tercer nivel es la escucha verbal. La persona presta atención solamente al contenido del discurso, mas deja de lado los mensajes no verbales. Escucha las palabras, pero no distingue la información valiosa derivada de los gestos, tono de voz, postura, entre otros.
Las estadísticas revelan que nuestra comunicación es solo 7% verbal, 38% vocal (tono, volumen, velocidad) y 55% de gestos, posturas y contacto visual. Si solamente escuchamos las palabras nos perdemos el 93% del mensaje.
El ultimo nivel es la escucha empática, esto es cuando escuchamos la parte verbal y percibimos la no verbal y las emociones. En este nivel dejamos nuestro ego, tomamos una actitud de servicio y nos ponemos en el lugar de la otra persona.
Dejemos de escucharnos sólo a nosotros mismos, escuchemos empáticamente a los demás. No sólo lograremos mejores resultados, sino que además contribuiremos al bienestar de todo nuestro entorno.
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