El propósito de la capacitación radica en lograr el mejoramiento de las aptitudes de los empleados para el desempeño de su profesión u oficio (formación profesional) y sus funciones actuales (entrenamiento) mientras que el desarrollo busca proporcionarles una formación apropiada para su actividad futura.
Ambos deben ser concebidos como gestiones continuas y planificadas, que se llevan a cabo con la intervención de los responsables de línea en algunos aspectos pero que requieren del aporte profesional de quienes tienen suficiente experiencia en la materia.
Con frecuencia se piensa que capacitar es simplemente dictar cursos. En rigor este es solo uno de los métodos aplicables, dentro de una amplia gama que comprende el entrenamiento en el trabajo, la lectura de material preparado para el efecto, la rotación de puestos, la práctica de laboratorio, reuniones para discutir temas, entre otros.
Se debe tener en cuenta que:
Los programas deben ser diseñados en base a los requerimientos de la empresa.
Debe buscar soluciones personalizadas a los problemas de cada empleado.
Se debe tener refuerzo antes y después de la capacitación para lograr una mejor asimilación de los conocimientos.
Se debe lograr un clima que refuerce la participación y la motivación en los trabajadores de la empresa.
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