El gran dilema ante la ocurrencia de un accidente es: ¿fue acto o condición sub estándar? o, en el caso de no existir estándares de seguridad, ¿fue acto o condición insegura? Esta es la pregunta que como fantasma recorre el pensamiento de gerentes, supervisores y trabajadores ante la ocurrencia de un hecho siniestro.
Los profesionales, especialistas, personas involucradas y encargados de investigar el accidente, saben cómo verdad axiomática y casi absoluta, de que los accidentes pueden ser explicados a través de modelos teóricos o conceptuales.
Efectivamente existen diferentes modelos aproximativos a la explicación de los accidentes, desde el modelo clásico de Frank Berd (1962) hasta los modelos de aproximación secuencial (Ramsey 1987) y los modelos de aproximación estructural (teoría dominó).
Todos estos modelos tiene una parcela de verdad de una verdad absoluta: de que el factor humano está presente en el 90% de los casos de siniestralidad.
Pero ¿que lleva al factor humano a despreocuparse por la seguridad?, ¿qué motiva o desmotiva al trabajador en la incorporación de conductas seguras? (Finalmente- en la mayor parte de de los accidentes- es el trabajador operario quien sufre las consecuencias del accidente.)
La repuesta es sencilla: lo que motiva al trabajador involucrarse o desentenderse con la seguridad es el marco social en el que labora y produce cotidianamente, tal como lo demuestra Joseph Luis Melia en 1998 (España) en su investigación “Modelo Causal Psicosocial de los Accidentes Laborales”, donde establece la existencia de líneas de influencia social que determinan la respuesta y conducta de seguridad del trabajador.
Destaca una línea social de influencia ascendente constituida por la acción en seguridad de los sindicatos o representantes de los trabajadores y una línea de influencia social horizontal, representada por los compañeros de trabajo y su respuesta de seguridad.
Sin embargo se concluye que la línea de influencia más poderosa y determinante en la respuesta de seguridad de los trabajadores es la línea de influencia social descendente, es decir la de los altos directivos y gerentes de la organización.
Es decir, son las acciones gerenciales de gestión, de inversión, de compromiso, las que influirán positiva o negativamente en las respuestas de seguridad de los mandos intermedios y del trabajador focal.
Estas acciones de la alta dirección son las que constituyen el Clima de Seguridad; así el autor define al clima de seguridad como “el conjunto de actividades que la empresa realiza de cara a la seguridad y salud de su planilla”.
Cuanto más positivo hacia la seguridad se el clima de seguridad de la organización o la empresa, más favorable será la respuesta de los supervisores, compañeros y la conducta de seguridad del trabajador focal.
Este clima de seguridad es el marco social que se mencionó líneas arriba, el cual determina linealmente (directamente) la conducta individual y social del trabajador dentro de su organización.
Finalmente el clima de seguridad determina las propuestas y medidas de intervención en materia de seguridad dentro de la empresa. La pregunta es: ¿saben los gerentes y directivos cuál y cómo es el clima de seguridad en su organización?, ¿conocen los gerentes la percepción que sus trabajadores tienen en relación al clima de seguridad de su empresa?, ¿han lo grado medir esta percepción? y, finalmente ¿que se está haciendo por fomentar un clima de seguridad apropiado y generador de bienestar y seguridad de sus trabajadores?
Estas preguntas seguirán recorriendo el pensamiento de los directivos y regentes de las organizaciones mientras las repuestas sean inciertas e insuficientes, pero se convertirán en objetivos reales en la medida en que las repuestas sean objetivas, científicas y honestas.
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