La delegación efectiva es uno de los mayores retos para los emprendedores. Los dueños de pequeños negocios encuentran mayores dificultades debido a que están acostumbrados a realizar todas las tareas, además que disponen de una menor experiencia para delegar funciones.
Sabemos que es difícil dejar de lado el control y confiar en que todo saldrá como uno desea. Pero a pesar de lo difícil que pueda parecer, la delegación es un paso necesario para todo empresario que quiere ver crecer su negocio. Estas son algunas maneras de mejorar nuestras actitudes hacia la delegación:
Tener mente abierta: muchos gerentes no solo piden resultados, sino que sus delegados sigan los mismos métodos que ellos emplearían para desempeñar alguna función. Por lo general esto resta confianza a los colaboradores.
Por más que el gerente esté acostumbrado a un tipo de proceso, debe tener la suficiente mente abierta para aceptar nuevos caminos en la consecución de objetivos. Esto abre las posibilidades a nuevas ideas y formas, que pueden mejorar los procesos.
Brindar información cuando se delega funciones es necesario que la nueva persona al mando tenga la información necesaria para llevar a cabo la función. Esto no se reduce sólo al manual de funciones y procedimientos. Es necesario compartir las experiencias vividas desempeñando el cargo, como contratiempos, formas de resolverlos, etc.
Estar cerca, pero no en el medio La delegación efectiva no es instantánea, sino que es progresiva y se basa en la confianza, colaboración y respeto. Por tanto el gerente no inmiscuirse en las labores que acaban de delega. Si bien es importante la supervisión y mantenerse a disposición por cualquier duda, esta debe ser cuando sea estrictamente necesario.
Ser permanente delegar es una tarea que requiere tiempo. Los primeros resultados puede que no sean los esperados, pera esa no es razón para descartarla. Cada tarea delegada debe ser evaluada, para corregir las fallas del proceso y llegar a una delegación óptima.
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