No solo el mundo de los negocios requiere una mayor velocidad de lectura para leer los informes de trabajo por ejemplo sino otros campos de nuestra vida por como los estudios, leer un periódico, leer una novela para relajarnos, etc.
A continuación unas recomendaciones para lograrlo:
1. Si quiere leer más rápido ¡hágalo! El mero hecho de forzarse a sí mismo a aumentar la velocidad de lectura irá aumentando su velocidad y su concentración.
2. Entrénese en abarcar (con la vista) más palabras de una sola mirada. Divida las frases en grupos que (en sí mismos) tengan sentido y que cada uno abarque entre dos y cuatro palabras. Practique la lectura de grupos de palabras con sentido, no la de palabras aisladas.
Si lo hace, pronto acostumbrara a su cerebro a la nueva técnica, con tal que practique durante breves periodos de tiempo de una o dos semanas. Haga lo propio subrayando esas secuencias en revistas o en libros.
3. Practique también abarcando grupos de palabras separando los dos primeros dedos de su mano derecha, como si fueran los dos extremos de un compas de puntas y situándolos al azaren la pagina para abarcar cuatro bloques de palabras. Intente captar la interpretación del significado de los bloques con una sola mirada. Este es un estupendo ejercicio para reforzar su concentración y su capacidad mental para abarcar más de una palabra.
4. Trabaje con su pareja y pídale que le muestre muy brevemente una cartulina en la que estén escritas tres o cuatro palabras, tapándolas a continuación ¿Cuáles eran? Su capacidad para verlas aumentara espectacularmente y lo mismo sucederá con su velocidad de lectura y de comprensión.
5. Parece un tanto elemental pero el hecho de utilizar su dedo como guía puede ayudarle a detenerse menos impidiendo su tendencia a volver la vista atrás para releer lo ya leído y a que aumente su concentración espectacularmente ¡Utilice su dedo para aumentar su velocidad!
6. Corra como un rayo leyendo cuatro a cinco páginas tan rápido como pueda. No se preocupe de si comprende o no lo que lee. Después lea la mismas páginas a su velocidad normal y descubrirá que usted es considerablemente más rápido. Es el mismo efecto que usted siente después de conducir por una autopista durante cierto tiempo. Cuando vuelve a adentrarse en una red normal de carreteras el límite de los 80 o 90 km/h le parece lamentablemente lento, porque su mentalización y sus reacciones han estado conectadas con un ritmo de conducción más elevado.
Compruebe su velocidad actual leyendo normalmente durante un minuto contando después el número de palabras. Realice un control diario después de practicar durante 15 minutos las técnicas antes mencionadas. Observara como al cabo de un mes habrá logrado un tremendo avance y en dos meses aun mayor. Realmente vale la pena hacer un esfuerzo que le va a permitir ahorrar una parte considerable de su valioso tiempo.
Para terminar un último comentario sobre las aplicaciones de la lectura rápida. Hay veces en las que captar los detalles es vital y la lectura rápida no es la técnica aconsejable en esas ocasiones. Y lo mismo cabria decir cuando se lee por placer o por interés literario. Hay tiempo y lugar para todo y la lectura rápida y la poesía no son buenos compañeros de viaje.
Tomado de “Los secretos del éxito personal” de John Timperley
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