Las metas que nos trazamos nos dan oportunidades para superarnos; el problema surge cuando perdemos la perspectiva de su importancia.
Cuentan que en la india los cazadores esconden botellas con garbanzos en la selva para atrapar monos. Los monos introducen su mano en la botella para sacar los garbanzos, pero al estar la mano llena y querer sacarla no lo logran. Los monos pierden agilidad y velocidad para huir. Pueden soltar los garbanzos y sacar la mano de la botella para salvarse, pero no lo hacen. El mono, ensimismado con el deseo y la ambición de obtener los garbanzos, no ve que en poco tiempo será el menú del cazador.
¿Cuántas veces en el mundo empresarial somos como esos monos de la India? Tratamos de lograr nuestras metas a toda costa, aunque en el camino sacrifiquemos a nuestra familia, a nuestra pareja y sobre todo nuestra salud. Lo peor es que basamos nuestra felicidad o miseria en el logro de los objetivos.
Tener metas es importante; el problema surge cuando las metas nos tienen a nosotros; es decir; cuando estamos apegados a los resultados.
El apego; como la creencia de nuestra felicidad depende de personas o aspectos externos a nosotros. Cuando estamos apegados tenemos muchas emociones negativas y miedo a no conseguir los resultados porque, subconscientemente, consideramos que nuestra felicidad depende de ellos.
Por ejemplo, cuando queremos ganar una licitación crucial para la empresa; cuando preparamos un informe para el directorio, cuando llevamos a cabo un evento y queremos que salga perfecto. No está mal buscar la excelencia en lo que hacemos. El problema esta cuando creemos que el logro de la meta que buscamos, define nuestra paz y tranquilidad.
Desapego no significa desinterés, sino la conciencia de que valemos por lo que ya somos y no por el éxito de alcanzar una meta. Cuando estamos apegados y no logramos los objetivos nos molestamos, nos enfurecen, sufrimos y hasta maltratamos a nuestro personal buscando culpables de los fracasos. Como consecuencia generamos estrés y este deteriora la salud de nuestro cuerpo. La pregunta es ¿vale la pena?.
Cuando trazamos una visión en la empresa, muchas veces nos desesperamos por llegar a la meta y nos ahogamos. La visión solo debe darnos la dirección de un camino que tenemos que recorrer con desapego. El camino a la visión presenta muchos obstáculos, razón por la cual debemos tomar una visión como observador que nos permita ampliar nuestra perspectiva.
De la misma forma, en el camino a la misión habrá muchos obstáculos. Sólo usted decide si los acepta, comprometiendo su salud, bienestar y tranquilidad, o toma una actitud de desapego que le permita tener el balance en la vida.
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