En el entorno actual, la empresa esta obligada a desarrollar recursos humanos, sistemas de información y capacidades tecnológicas acordes con los nuevos desafíos. De ahí la importancia que tiene el proceso de innovación, pues esto implica la renovación y ampliación de procesos, productos y servicios, cambios en la organización y la gestión, cambios en las calificaciones del capital humano.
La empresa debe aprender a gestionar la innovación, a conocer los elementos que permiten que los pasos de la innovación conlleven al reconocimiento de los clientes consumidores. Por tanto no debe entenderse como un concepto puramente técnico, sino que tiene raíces de carácter económico y social.
El carácter innovador tiene su base en a complejidad del proceso de generación de conocimientos, desarrollo de tecnologías y en la imprevisible variabilidad del mercado de competencia.
La actitud innovadora es una forma de actuación capaz de desarrollar valores y actitudes que impulsen ideas y cambios que impliquen mejoras en la eficiencia de la empresa, aunque suponga una ruptura con lo tradicional convirtiéndose de esta manera en la nueva frontera de la gestión empresarial.
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