El mundo empresarial vive hoy una guerra permanente. A diferencia de los combates de guerra tradicionales, en los que hay bandos claramente definidos, la guerra empresarial es de todos contra todos. Cada vez aparecen más enemigos que se globalizan y penetran en nuestras fronteras atacando nuestros mercados.
En una guerra convencional se usan armamentos como aviones y tanques, pero siempre se tiene que hacer una parada para darles mantenimiento, de otra manera se quedan inoperativos.
En la guerra empresarial nuestro único armamento es nuestro cuerpo, si no paráramos a recargar nuestra energía y fuerzas, no existiría la posibilidad de seguir en la batalla.
Poseemos un fuego interno maravilloso, pero pasamos con frecuencia momentos de turbulencia y dificultades que lo consumen. Para recuperarlo y lograr nuestro equilibrio, necesitamos ubicar un espacio calmo y acceder a la fuente inagotable de leños y energía que todos llevamos dentro. Equilibrio también significa estar en paz con uno mismo, entender y aceptar nuestras emociones.
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