Es difícil prescindir del trabajo en equipo cuando se dirige o forma parte de una empresa. Más explícitamente, una empresa significa un trabajo en equipo. Los resultados que pueda tener la misma dependen no solo de una persona, sino, directa o indirectamente, de varias. Pero el trabajo de estas depende de su organización. El eje o leit motiv por el cual trabajan y se desenvuelven todos debe constituirlo la funcionalidad y eficiencia de la empresa.
Siendo así, la finalidad que se traza en el horizonte son los buenos resultados. La distribución de las responsabilidades tiene como base la buena funcionalidad de la empresa; cada área de la empresa debe tener y cumplir una función especifica, demarcada y real. Por eso, es necesario tener en cuenta algunas consideraciones importantes.
Comunicación y nexos: es vital que en una empresa haya una excelente comunicación tanto para definir las tareas específicas en nuestro dominio, como para solicitar la colaboración de un área distinta. En esto último se requiere ser claros y precisos, más aun si se tiene tal relación de dependencia.
Plazos: La definición de plazos es de vital importancia, ya que así se marca el ritmo del funcionamiento de la empresa y la exigencia de efectividad que se le plantea al responsable.
Logística: Si el rubro en el que trabajamos necesita y depende de un área logística se debe llevar un control exhaustivo de los materiales necesarios y de la distribución de los mismos al área correspondiente para su respectivo procesamiento.
Administración: Este aspecto es de suma importancia, pues en él se gestiona la entrada y salida de capital, la buen funcionamiento de los recursos materiales y además de los recursos humanos.
Confianza: No obstante es muy importante que las relaciones y la labor que hace que una empresa funcione bien deben estar cubiertas por un ambiente de entera confianza, la cual si al principio no aparece, se debe buscar para mejorar el ambiente de trabajo y así la funcionalidad de la empresa.
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