Una de las habilidades más raras de encontrar es la empatía. Igual que otras muchas, forma parte de la propia personalidad. Se es o no empático de la misma forma que se es rubio o moreno, colérico o sanguíneo, pero no desesperemos, puede y debe adquirirse y perfeccionarse, como también podemos teñirnos el pelo o someternos a una dieta de adelgazamiento.
La empatía es la capacidad de ver los asuntos como los ve el otro, desde su posición y circunstancia. No es preciso asumir su punto d vista, pero si comprender por que piensa asi, que le lleva a ese comportamiento.
Puede no ser un arma suficiente, pero si es necesaria. En cualquier negociación, las personas empáticas tienen ventaja, han recorrido un largo camino antes de que la parte contraria haya terminado de defender sus posiciones.
Para perfeccionar nuestra capacidad de empatía, sea esta mucha o poca, es aconsejable que nos interesemos por la persona o personas que tenemos enfrente: conocer su cultura, sus aficiones, su circunstancia vital, entender sus necesidades y objetivos. Solo así podremos ponernos en su lugar.
¡Qué frase esta! “Me pongo en tu lugar”. Cuantas veces se ha dicho como un mero formulismo.
Pongámonos realmente en el lugar del otro o intentémoslo, al menos con sinceridad. Con este gesto generoso estaremos realmente ocupando su terreno, jugando sus cartas, viendo el problema desde más ángulos: En definitiva, siendo más eficientes.
Conviene que hagamos aquí una llamada de atención, la empatía no debe confundirse con la identificación ni, menos aun, con la imitación.
Ante una personalidad más fuerte, o por hacerse perdonar instintivamente el hecho des er diferente, hay quien adopta sin darse cuenta gestos o entonaciones del interlocutor. Hay casos patológicos y otros cómicos, como Zelig, el personaje creado por Woody Allen, que llegaba a mimetizarse físicamente con la personas de su entorno.
El empático no pierde su personalidad, ni siquiera adopta temporalmente la del otro, simplemente lo entiende y valora el porqué de sus reacciones para poder contestarlas adecuadamente.
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