1. La Dominancia Hemisférica
Varios son los problemas que deben tenerse en cuenta al abordar el estudio de la dominación hemisférica y de la localización de las funciones psíquicas superiores.
Si comenzamos por los aspectos relacionados con la localización de las funciones podemos decir que ya han sido suficientemente esclarecidas varias cuestiones metodológicas vinculadas con el estudio de las mismas.
La revisión de los conceptos de localización , función y síntoma planteada por A.R. Luria (1978) siguiendo los principios sistémicos establecidos por Anojin , Vigotsky , Leontiev y otros destacados científicos, ha permitido una mejor comprensión del problema y de la forma de llevar a cabo su estudio.
Asimismo se hace hincapié en considerar el concepto función como un sistema funcional complejo, el cual, se forma a través de un largo desarrollo histórico. En el caso de las funciones psíquicas superiores del hombre se subraya que son sociales en su origen y complejas y jerárquicas en su estructura por lo cual su localización no puede circunscribirse a una porción especifica de la corteza cerebral, sino que están organizadas en sistemas de zonas que trabajan concertadamente, cada una de las cuales ejercen su papel dentro del sistema funcional, pudiendo estar en ocasiones situadas en áreas completamente diferentes y a menudo, muy distantes unas de otras.
También destaca el profesor A.R. Luria (1978) que considerando así la localización esta reviste, además otra característica importante y es que considerando así la localización esta reviste, además otra característica importante y es que nunca permanece estáticas sino que cambian, esencialmente durante el desarrollo del niño y en los subsiguientes períodos del aprendizaje.
Todo lo antes referido y las investigaciones realizadas hasta el momento, llevan a considerar incluso, el concepto de dominancia hemisférica y plantearse, al menos, que ésta no es absoluta es decir, única para todas; y cada una de las diferentes funciones psíquicas y aún más la posibilidad que cambie, es decir, predomina en un hemisferio u otro en un momento o circunstancia dada, por cuanto, ninguna de ellas ejecuta, exclusivamente, por uno u otro de los hemisferios.
A nuestro juicio, también debe subrayarse, que el problema de la localización de las funciones psíquicas superiores ha evolucionado de tal manera de que por una parte se identifican cada vez con mayor precisión estructuras anatómicas muy específicas vinculadas estrechamente con la ejecución de determinadas actividades concretas, y por otra parte, se ponen de manifiesto , al mismo tiempo, en otras investigaciones la participación del cerebro como un todo en la realización de cualquier actividad psiquica (Bullier, 1983). ¿Cómo comprender entonces esta situación?. Al analizar la historia del problema vemos que hace un siglo atrás se vinculaba, por ejemplo, las regiones occipitales del cerebro con la capacidad de percibir visualmente un objeto, sin embargo, hoy en día gracias al conocimiento detallado que se tiene de esas regiones podemos diferenciar ya las funciones propias de las regiones occipitales del hemisferio derecho, y más aún distinguir en esas regiones occipitales de cualesquiera de los dos hemisferios sustanciales diferencias anatomo funcionales entre capa y otra de la corteza en esas porciones cerebrales.
Haciendo un breve recuento de algunos de los estudios sobre la localización de las funciones psíquicas superiores encontramos que una de las más han sido analizadas, es el lenguaje, cuya investigación se remonta, según T.M. Tokonoguij (1973) a las descripciones realizadas sobre sus perturbaciones en el año 1481 por Gamnerius, quien se refirió a dos de sus pacientes, uno de ellos que sólo conocía tres palabras y otro que raras veces recordaba el nombre de las personas principalmente de aquéllas; con quiénes hablaba. También este autor, así corno J.W. Brown, H. Hecaen, otros, se refieren a descripciones realizadas por Schmidt (1673), Rommel (1683), Switen (l742-1746),Linne, (17-15), Morzan (1769), Gesner (1770), Volotoba, (1789), Bowlland, ( 1825) Max Dax (1836), Filippov (1838), etc.
No obstante todos los investigadores coinciden en establecer como un hecho de trascendental importancia para el estudio de las perturbaciones del lenguaje y su localización, el descubrimiento realizado en 1861alizado en por el médico cirujano francés Paul Broca , quien mostró en el cerebro de un paciente, que durante muchos años, había sido observado en la Salpetriere con una marcada alteración del lenguaje motor (expresivo) que estaba lesionado el tercio posterior del giro frontal inferior del hemisferio izquierdo, denominando a esta área como el centro de las imágenes motoras de las palabras y a la alteración del lenguaje que provocaba «afemia» (actual afasia motora ).
Varios años más tarde en 1874, el médico neurólogo alemán Carl Wernicke señalo, también un área determinada del hemisferio cerebral izquierdo (tercio posterior del giro temporal superior), como el centro para la comprensión del lenguaje hablado o escrito o sencillamente «centro para las imágenes sensoriales de las palabras» (actual afasia sensorial ).
Ambos descubrimientos fueron un punto de partida sólido para el estudio de la localización de las funciones superiores.
Si revisamos la literatura actual encontramos numerosos trabajos dedicados a la misma y a la utilización de técnicas y procedimientos de la más variada índole con fin de encontrar una respuesta adecuada.
Debido a lo amplio y profundo que ha sido abordado el tema en las monografías de A.R. Luria, publicadas hasta el momento en nuestro país, sólo referiremos algunos trabajos, sobre todo recientes que revisten cierto interés por construir instrumentos que complementan y en la mayoría de los casos ilustrar claramente sobre la concepción dinámica de la localización de las funciones psíquicas superiores desarrolladas en la ex URSS.
Nos referimos en primer lugar a los trabajos de Nels A. Larsen, David H. Inger y Erick Spinjay cuyo método se basa en el hecho de que el flujo sanguíneo a través de los tejidos del cuerpo varia con la intensidad del metabolismo y el grado de actividad de los mismos. Señalan estos autores corno antecedente histórico de su método los trabajos de Joseph sobre metabolismo energético y flujo sanguíneo, quien indicó que sólo pude mantenerse un nivel funcional más elevado de un tejido a expensas de un aumento en la intensidad del consumo de oxígeno.
Otras investigaciones precedentes , señalan estos autores son las de Carl F. Schmidt y James P. Hendrix quiénes registraron mediante termopares un incremento estrictamente localizado del flujo sanguíneo a través de la corteza cerebral visual de un gato, cuando dirigieron un haz puntal de la luz hacia la retina del animal.
También subrayan estos autores, los trabajos de Seymor S. Kety quien determinó por primera vez el flujo sanguíneo cerebral medio, a través de la observación del nivel de saturación o desaturación de un gas inerte se controlaba la concentración de dicho gas en la sangre arterial y venosa procedente del cerebro.
Finalmente ellos utilizaron XENON 133 que es un isótopo radioactiva del gas inerte XENON, disuelto en suero fisiológico estéril se inyecta en una de la arterias que irrigan el cerebro, controlándose durante un minuto mediante una cámara de rayos gamma, integrada por una dotación de 254 detectores situados externamente, cada uno de los cuales se ajusta para explorar un cm. cuadrado de superficie cerebral, más o menos.
La información procedente de los detectores se provoca con un pequeño ordenador digital y se proyecta en un monitor de TV a color, correspondiendo a cada intensidad de flujo sanguíneo un matiz y/o color diferente.
Debe destacarse que aunque subsisten grandes discrepancias sobre el problema de la localización de las funciones psíquicas y la dominancia hemisférica creemos de acuerdo con González Martín (1975, pág. 235 y 236) que dados “…los avances de la investigación de la actividad nerviosa superior de los animales y del hombre de la electrofisiología y de la clínica neurológica (particularmente de la nueva disciplina conocida como neuropsicología). Permiten considerar como correctos los puntos de vista sustentados por numerosos autores acerca de:
1. El cerebro trabaja como un todo, en sistemas funcionales, estos sistemas poseen historia, se crean en la relación filo-ontogénica del animal con el ambiente.
2. Existen puntos nodales específicos o críticos para una función.
3. Las partes del todo funcional interactúan entre sí y contribuyen como vectores a la realización total del acto, particularmente en relación con sus puntos nodales o críticos.
4. En los sistemas funcionales, organizados a lo largo de todos los niveles del organismo, existen porciones centrales y periféricas: las primeras regulan y controlan la función , pero las segundas influencian a las primeras enviándoles información sobre la marcha del desarrollo funcional y condicionando los ajustes necesarios o reestructurales para su ajuste focalizador y terminación útil.
5. Los puntos o áreas nodales o críticas para una función , están condicionadas históricamente por la evolución filogenética; pero en los sistemas funcionales existen partes que han surgido por efecto del desarrollo ontogenético, y que son susceptibles de incesante cambio; algunos de esas pueden convertirse en críticas. en un instante dado de la historia del individuo.
6. Los sistemas funcionales son de una flexibilidad y plasticidad extraordinaria, en cuanto a la ejecución de una función ello permite intercambiar los elementos de distintos sistemas, su inter sustitución, su reintegración en totalidades nuevas, cuando las circunstancias lo exigen; por otra parte, dentro de un mismo sistema, también puede producirse el mismo proceso.
7. En tanto lo permita el resultado útil de la acción. El sistema funcional puede actuar por unidades parciales de sus componentes, y sólo la complejidad del problema por resolver determinará su grado de optimización, la movilización, de sus componentes.
8. Cuando se consideran las posibilidades de un animal para resolver un problema, deben tenerse en cuenta las características de su estructura (sus capacidades filogenéticas y su historia como individuo, es decir, el grado de desarrollo de sus sistemas funcionales). En relación con las posibilidades de su función , éstas para modificar aquella y hacer surgir por la solución de sus capacidades fisiológicas, de la potencialidad misma de la situación problemática, enriquecidos, nuevos sistemas funcionales si la índole de la tarea así lo determina en su momento histórico dado esta posibilidad puede ofrecerse, por insuficiencia de los recursos filogenéticos u ontogenéticos, debe asimismo, examinarse la índole concreta del problema situacional planteado dado lo particular y específico que se ofrece en lo general del proceso evolutivo de las especies y de los individuos, que pueden o no favorecer la solución del mismo; deben tenerse en cuenta, también, los aspectos cuantitativos del problema y los de la intervención del investigador sobre el animal.
2. Las Tres Principales Unidades Funcionales del Cerebro
Todos los resultados mostrados hasta aquí fueron obtenidos a través de la utilización de la concepción de A. R. Luria (1977-1978), acerca de los procesos psíquicos en el hombre, los cuales son sistemas funcionales complejos que tienen lugar mediante la activa participación de al menos, tres principales unidades funcionales del cerebro que trabajan concertadamente, aportando cada una de ellas determinado elemento a la organización del sistema funcional en su conjunto.
Describimos los siguientes:
1. La unidad que regula el tono o vigilia
Esta unidad o bloque garantiza los niveles de alertamiento cortical necesario para recibir, analizar y almacenar la información , así como para programar, regular, etc. La actividad mental en su conjunto siendo la formación reticular la estructura anatómica que desempeña esencialmente estas funciones.
En esta estructura, que se encuentra en la parte central del tronco cerebral, puede apreciarse numerosas ramificaciones, muchas de las cuales enlazan esta formación con otras estructuras nerviosas, tales como el tálamo, el hipotálamo, el cuerpo estriado y diferentes áreas corticales.
Los estudios llevados a cabo por distintos investigadores han permitido diferenciar dos sistemas: el llamado sistema reticular ascendente, el cual modifica, aumentando o disminuyendo gradualmente, el tono cortical y el denominado sistema reticular descendente cuyas fibras subordinan el funcionamiento de estas formaciones interiores a la influencia de la corteza cerebral.
De esta manera está estructura participa en los cambios del nivel cortical necesarios en la concentración de la atención, adecuando la conducta a la situación o exigencia del medio, en las funciones vegetativas (respiración, circulación , digestión), en los movimientos corporales, etc.
La actividad de la FR viene regulada por diversos factores, y entre ellos tenemos los procesos metabólicos, los impulsos sensoriales provenientes de los pares craneales y todas las vías sensitivas del cuerpo, así como las intenciones, los planes y programas que el hombre se plantea ante sí.
2. La unidad que recibe, analiza y almacena la información
Esta unidad tiene como fin recepcionar la información que se capta a través de los receptores periféricos, analizar la misma en sus diferentes componentes, sintetizar lo percibido y almacenar dicha información . Ella se localiza en las regiones laterales del neocórtex en la superficie convexa de los hemisferios, de la que ocupa las regiones posteriores incluyendo las regiones visual (occipital), auditiva (temporal) y sensorial general (parietal). Debe aclararse, que de esta unidad forman parte, también, los sistemas olfatorios y gustativos que en el hombre son de menor importancia.
Se caracteriza esta unidad por tener organizadas sus estructuras fundamentales en tres áreas de las cuales se diferencian entre si tanto por su composición como por su función.
Las áreas primarias o de proyección donde concluyen las fibras que parten de los receptores periféricos se caracterizan por la presencia de células que tienen una alta especificidad modal, de tal manera, que ellas sólo responden virtualmente, a un tipo de estímulo dado (visual, auditivo, de).
Alrededor de estas áreas se encuentran las áreas o regiones secundarias cuyas células están conformadas tanto por células de alta especificidad nodal como de células de asociación, cuya función permite los vínculos necesarios entre diferentes estructuras y facilitan la organización y síntesis de la información recibida en las áreas primarias.
Las áreas o zonas terciarias que son específicamente humanas están constituidas casi esencialmente por células que tienen una función asociativa y por ende participan directamente en la integración de la excitación que llega a través de los diferentes analizadores.
3. La unidad que programa, regula y verifica la actividad
Esta unidad tiene como función , participar en la organización de la actividad consciente del individuo y se localiza en las regiones de los hemisferios antepuestos al giro pre central.
Al igual que la segunda unidad funcional, ésta caracteriza por estar formada por tres áreas fundamentales una de las cuales la constituye el córtex motor o canal de salida de donde parten las fibras que conducen los impulsos motores a diferentes partes del cuerpo; el área secundaria o pre motora que se encuentra alrededor de las antes referidas y que participa en la preparación y organización de los distintos programas motores y finalmente, las áreas terciarias o pre frontales las cuales, ejercen el papel decisivo en la formación de intenciones y programas y en la regulación y verificación de las formas más complejas de la conducta humana. Se distinguen estas áreas terciarias o pre frontales por su inmensa cantidad de conexiones aferentes y eferentes con el resto de las otras estructuras cerebrales.
De tal manera, nosotros podemos agrupar la información antes referida en una tabla que nos ilustrara el vínculo entre la organización estructural y algunas de las áreas identificadas por Brodmann.
Organización estructural de la 1ra, 2 da y 3 ra Unidad Funcional y su relación con las áreas de Brodmann | ||||
---|---|---|---|---|
Lóbulos | ||||
Occipitales | Temporales | Parietales | Frontales | |
Primarias o de Proyección | 17 | 41,42 | 3,1,2 | 4 |
Secundarias o de asociación | 18 | 21,22 | 1,3,5,40 | 6,8 |
Terciarias de solapamiento o integración | 19 | 21 | 5,39,40 | 9,10,11,45,46 |
Bibliografia
Salas, J. (2004). Neuropsicología. Perú
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