Algunos supervisores critican a los trabajadores únicamente para desahogarse. No piensan tanto en corregir un problema sino en expresar sus frustraciones.
Tal vez esto ayude al supervisor a sentirse mejor, pero cuando no es la mejor forma de tratar a la gente.
Otros utilizan la crítica como una forma de castigo. Ninguna de estas actitudes resulta la manera más conveniente de tratar a las personas cuyo desempeño es cuestionado, ya que únicamente provocan su resentimiento.
Tenga en consideración que solo la crítica constructiva cumple la finalidad de lograr un cambio efectivo del comportamiento o del desempeño equivocado. A fin de cuentas ¿Cuál es el propósito de la crítica? ¿No es lograr que las personas trabajen mejor en el futuro? ¿No es más efectivo brindar apoyo en vez de castigar?
No comience por suponer que determinado trabajador tiene la culpa de un problema o un error. Pregunte antes de tomar una decisión ¿Sabe él lo que sucedió?, ¿Cuál fue la causa? Quizás la culpa haya sido de otros, no se apresure a culparlo.
A menudo las personas reconocen sus propios errores, si se les da la oportunidad. Empiece siempre por exponer el problema y permita que las personas reconozcan su responsabilidad. Así su amor propio resultara menos lastimado y estarán más dispuestas a efectuar las correcciones necesarias.
Nunca critique a un empleado en presencia de otros, hágalo siempre en privado. A nadie le gusta ser humillado. Y cuando critique, asegúrese de hacer también algunos elogios. Si a la personas se les recuerdan sus virtudes, sus fallas parecen menores y son más fáciles de corregir.
Además es un enfoque más justo. Es necesario hacerles notar sus errores y fallas, pero es desatinado hacerlo de manera desagradable.
Recuerde que la actitud negativa no es muy efectiva.
Por el contrario intente ser positivo y conseguirá mejores resultados.
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