Antecedentes Biográficos.
Karen Danielson Horney nació en 1885 cerca de Hamburgo, Alemania, en una familia de clase media alta que era segura económica y socialmente. Su padre era de ascendencia noruega y su madre holandesa su infancia, Horney en ocasiones viajó con su padre, un capitán de marina. Aunque Horney lo admiraba, él era a menudo severo y hosco. Sus miradas intensas atemorizaban y con frecuencia criticaba la inteligencia, intereses y apariencia de su hija. Debido a las largas ausencias del hogar por parte de su padre. Horney pasó un tiempo considerablemente mayor con su madre, una mejor joven, dinámica y libre pensadora que me influyó mucho en su hija. Karen estaba dedicada a su madre aunque a veces sentía que ésta favorecía a su hermano mayor. A los doce años de edad, e: contacto con la amabilidad de un doctor la hizo desear los volverse médico. La señora Danielson animó a su hija estudiar medicina en una época en que era inusual que las mujeres ingresaran a esa profesión y a pesar de la oposición rígida de su esposo. No fue la primera vez que las diferencias de temperamento en los padres del Horney conduje ron a la discordia. Al final se separaron y la madre de Horney se mudó cerca de Friburgo, donde su hija realizaba sus estudios en la universidad. Más tarde, Horney enfatizó en sus escritos el papel que un ambiente tensionante desempeña en la alimentación de la ansiedad básica. La falta de amor y aliento, padres antagónicos y otros factores ambientales tensionantes conducen a sentimientos de rechazo, falta de valor y hostilidad. Reconoció estos sentimientos en ella misma y trabajó duro para vencerlos.
Horney recibió su título de medicina en la universidad de Berlín. Más tarde se asoció con el Instituto Psicoanalítico de Berlín. Fue analizada por Karl Abraharn y Hans Sachs, discípulos leales de Freud, quienes eran dos de los primeros instructores analistas de la época.
En 1909 se casó con Osear Horney, un abogado de Berlín. Tuvieron tres hijas. Corno resultado de sus intereses diferentes y el involucramiento creciente de ella en el movimiento psicoanalítico, se divorciaron en 1937. Los desafió de ser una mujer profesionista y madre, y de disolver un matrimonio que ya no era viable, le promovieron insight considerables sobre los problemas de las mujeres. Se verá que ella fue una de las primeras en hablar de manera directa sobre la cuestión de la psicología femenina.
Horney pasó la mayor parte de su vida en Berlín, pero en 1932 fue invitada a ir a los Estados Unidos y asumir el cargo de directora adjunta del Instituto Psicoanalítico de Chicago. Dos años después, se mudó a la ciudad de Nueva York, estableció un consultorio privado e impartió enseñanza en el Instituto Psicoanalítico de Nueva York. Habiendo llegado a los Estados Unidos durante la Gran depresión, comenzó a apreciar cada vez más el papel de los factores ambientales en la neurosis. Sus pacientes no estaban atribulados de manera primaria por problemas sexuales sino por conservar un empleo y pagar sus cuentas. Las presiones económicas, educativas, ocupaciones y sociales parecían ser las primeras en inducir la conducta neurótica. Aunque antes había tenido desacuerdos con el punto de vista freudiano, el psicoanálisis ortodoxo con su énfasis en las causas genéticas e instintivas de la conducta le parecía cada vez más unilateral. Por último, su insatisfacción y la negativa del psicoanálisis ortodoxo de integrar o siquiera reconocer sus ideas la llevaron a dejar la Sociedad Psicoanalítica de Nueva York. En abril de 1941 salió de ésta cantando «Go Down Moses». Horney Fundó la Asociación para el Avance del psicoanálisis y el Instituto Estadounidense de Psicoanálisis y fue decana de este último hasta su madre, la cual fue a causa del cáncer, en 1952.
Horney no estaba muy interesada en el pensamiento abstracto, pero su teoría refleja compromisos filosóficos profundos, tales como la creencia en el proceso de maduración y movimiento hacia adelante (semejante al concepto de autorrealización de Jung) y una perspectiva optimista de la naturaleza humana.
Hipercompetitividad Estadounidense
Horney creía que una característica primaria de la sociedad y cultura estadounidense es la hipercompetitividad, un deseo arrollador de competir y ganar.
«Nuestra Cultura Moderna«. «Se basa en el principio de la competencia individual». «El… individuo tiene que pelear con otros del mismo grupo, tiene que superarlos y, con frecuencia, rechazarlos» Horney creía que la consecuencia de esto «es una tensión hostil difusa entre los individuos» que «se extiende a todas las relaciones humanas. Los estímulos competitivos están activos desde la cuna hasta la tumba».
Las personas que son hipercompetitivas consideran a los demás malvados y creen que la mejor forma de sobrevivir es no confiar en nadie antes de poder confirmar que una persona es confiable para ellos. En sus relaciones sexuales, tienen una necesidad de dominar y avergonzar a sus parejas. En términos adlerianos, poseen una necesidad neurótica de probar que son superiores.
Ansiedad Básica.
Las fuerzas sociales, tales como al hipercompetitividad, fomentan la ansiedad y conducen a la neurosis. A diferencia de Freud, Horney no consideraba a la ansiedad como una parte inevitable de la condición humana.
Como seres humanos, nuestro desafió esencial es ser capaces de relacionarnos de manera efectiva con otras personas. La ansiedad básica, un sentimiento insidioso, creciente y que todo lo impregna, de estar solo y desamparado en un mundo hostil (1945), resulta de sentimientos de inseguridad en estas relaciones.
Los niños no sólo temen a sus propios impulsos internos O al castigo debido a éstos, como Freud postuló en sus conceptos de ansiedad neurótica y moral; también sienten en ocasiones que el ambiente mismo es una amenaza para su desarrollo y sus deseos más profundos. Los niños dependen de sus padres o cuidadores para la satisfacción de muchas de sus necesidades. Los temores de los niños pueden ser irreales desde el punto de vista objetivo, pero para ellos son reales. Los niños pueden considerarse imponentes frente a estas intrusiones en su ambiente.
En todas las culturas la probabilidad de que los niños tengan un apego inseguro se incrementa donde hay pobreza, abuso o depresión materna (Spicker y Booth, 1988) . Sin embargo, los niños pueden soportar una tensión considerable a condición de que tenga una relación afectuosa y cariñosa con al menos un adulto que se preocupe por ellos.
Necesidades o tendencias neuróticas.
Frente a la ansiedad básica, los niños desarrollan ciertas actitudes o estrategias de defensa que les permiten afrontar al mundo y permitirse una cierta medida de gratificación (1937),
Muchas de estas estrategias continúan hasta la edad adulta. De manera específica, las usamos para enfrentar o minimizar los sentimientos de ansiedad y nos ayudan a relacionarnos con eficacia con los demás. Cuando se vuelven exageradas o inapropiadas, estas luchas pueden ser consideradas corno necesidades o tendencias neuróticas.
TENDENCIA NEURÓTICA | MODOS PRIMARIOS DE RELACIONARSE CON LOS DEMÁS | ORIENTACIONES BÁSICAS HACIA LA VIDA |
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1. Necesidad exagerada de afecto y aprobación. | Moverse hacia: aceptar el desamparo propio y volverse sumiso | Solución modesta,una súplica para ser amado. |
2. Necesidad de una pareja dominante. | Moverse contra: revelarse contra los demás y resistirse a los demás para proteger el propio yo de un ambiente amenazador. |
Solución autoexpansiva: una lucha por el dominio. |
3. Necesidad exagerada de poder | ||
4. Necesidad de explotar a los demás. | ||
5. Necesidad exagerada de,reconocimiento o prestigio social. |
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6. Necesidad exagerada de admiración personal. | ||
7. Ambición exagerada de logro,personal | ||
8. Necesidad de restringir la propia vida dentro de límites estrechos. |
Moverse lejos: aislar al yo para evitar involucrarse con los demás. |
Solución de renunciar: el deseo de estar libre de demás. |
9. Necesidad exagerada de,autosuficiencia e independencia. |
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10. Necesidad de,perfección e insaciabilidad |
La mayoría de la gente utiliza las tres técnicas al enfrentarse a las vicisitudes de la diaria, y ningún ser humano, desde el punto de vista de Horney, está completamente libre de conducta irregular, ya sea neurótica o en los límites de la neurosis.
Técnicas: o Estructuras Protectoras de la Personalidad.
Pensó que estas técnicas de ajuste son esfuerzos falsos para reducir el conflicto, pero sin embargo son más corrientes que las tres actitudes neuróticas que acabamos de ver. Técnicas fueron llamadas por Horney, la estructura protectora que la personalidad erige para disminuir los conflictos básicos del hombre en su relación con los demás, y son los siguientes:
a) Cinismo: Se refiere a la negación de la realidad moral.
b) Decisión arbitraria: el sujeto que tiende a ajustarse en esta forma, establece de una vez por todas que es lo que está bien o mal, o decide algo, de manera de no cambiar su determinación sin pensarlo demasiado.
c) Autocontrol excesivo: situación, que surge frente al pánico que siente el sujeto o persona ante la posibilidad de no manejarse adecuadamente aunque sea una sola vez, da como resultado que el individuo permanezca temeroso y a la defensiva.
d) Racionalización: este mecanismo consiste en «dar buenas razones» en lugar de dar razones verdaderas, para explicar una conducta. Horney considera que ese mecanismo es una forma de autoengaño.
e) Dividir en compartimientos: dividir en «casillas diferentes los diversos aspectos de la vida, es el resultado de la incapacidad del sujeto para integrar los múltiples roles que deben desempeñar responsablemente durante su vida.
f) Punto ciego: Estos surgen cuando el sujeto ignora los aspectos erróneos que puede poseer lo mismo que ignorarlos, al punto y extremo que suele creer que no existen. Estos «puntos ciegos» pueden ser de diversos grados y para diferentes tipos de fenómenos.
Psicología Femenina
Freud había sugerido que la envidia del pene era responsable en gran medida del desarrollo de una mujer, que las mujeres se percibían a sí mismas como hombres castrados. Horney señaló que tanto hombres como mujeres. desarrollan fantasías en sus esfuerzos por afrontar la situación edípica. También enfatizó que muchos hombres y niños expresan celos por la capacidad de las mujeres de parir y criar niños, un fenómeno que desde entonces ha sido observado con claridad en los ritos primitivos de la pubertad al igual que en ámbitos clínicos. Horney denominó a este fenómeno envidia del útero.
Horney creía que la esencia de la vida sexual está en sus poderes biológicos creativos.
La envidia del útero no ha sido reconocida en formas sutiles e indirectas, tales como los rituales de tabú, aislamiento y purificación que han sido asociados con frecuencia con la menstruación y el parto, la necesidad de menospreciar a las mujeres, acusarlas de brujería, minimizar sus logros y negarles derechos iguales.
Tanto los hombres como las mujeres tienen un impulso de ser creativos y productivos. Las mujeres pueden satisfacer esta necesidad de manera natural e interna, a través de embarazarse y dar a luz, al igual que en el mundo externo.
Los hombres pueden satisfacer su necesidad sólo en forma externa, por medio de logros en el mundo externo. Por tanto, Horney sugirió que los logros impresionantes de los hombres en el trabajo u otros campos creativos pueden ser considerados compensaciones por su incapacidad para tener hijos.
El sentimiento de inferioridad de las mujeres no es constitucional sino adquirido. En una sociedad patriarca, la actitud del hombre ha predominado y tenido éxito en convencer a las mujeres de sus supuestas inadecuaciones. Pero éstos son factores culturales y sociales que moldean el desarrollo, no biológicos.
Aunque la psicología de las mujeres propuesta por Horney, la cual es casi una inversión directa de la teoría de Freud, ha encontrado críticas debido a que ella sostenía que la esencia de ser una mujer se encontraba en la maternidad, sus contribuciones a la psicología femenina han sido muy valiosas. Al romper con el psicoanálisis ortodoxo. Alfred Adler y Erick Fromm estaban también interesados en especial en el desarrollo femenino.
En su propia vida Horney luchó por resolver muchos de los problemas que enfrentan las mujeres en la cultura contemporánea, combinando las dificultades de la maternidad con una profesión activa. Gran parte de la obra de Horney en la psicología femenista y su desafió a la autoridad masculina estaban abriendo camino para el importante campo de la psicología de las mujeres. En muchas formas, fue profética. En época tan temprana como la década de 1920, observó que eran los hombres quienes habían escrito la historia humana y quienes habían formado el movimiento psicoanalítico. Por tanto, estas empresas reflejaban necesidades y prejuicios de los hombres. Insistió en que éstos deberían «dejar hablar a las mujeres y escuchar sus interpretaciones”, incluso «prejuicios”, si usted quiere.
Evaluación e investigación en la teoría de Horney
En su evaluación de la personalidad, Karen Horney empleó de manera principal las técnicas de asociación libre y análisis de los sueños. También sugirió que el autoanálisis puede ayudar al desarrollo de la personalidad normal. Al analizar al propio yo, pueden obtenerse beneficios significativos en el autoentendimiento y alcanzar la libertad de las esclavitudes internas que impiden el desarrollo de nuestras mejores potencialidades.
El autoanálisis sistemático difiere del autonanálisis ocasional en el grado más que en el tipo, implicando un esfuerzo serio y prolongado para el autoentendimiento emprendido en una base regular. El autoanálisis sistemático emplea la herramienta de la asociación libre, seguido por la reflexión sobre lo que se ha pensado y un análisis de la resistencia que pretende mantener el statu quo. Cuando un individuo empeñadas en perpetuar las tendencias neuróticas son liberadas y pueden ser usadas para hacer cambios constructivos.
Horney discutió cuatro prerrequisitos para la buena torna de decisiones. Primero, dijo, se necesita ser sabedor de nuestros sentimientos y deseos reales. Segundo, dijo, es necesario haber creado nuestra propia serie de valores (no la simple aceptación de los de nuestros padre o de la sociedad) . Tercero, tenemos que hacer una elección deliberada entre dos posibilidades opuestas. Por último, debemos aceptar la responsabilidad de la decisión que tomemos.
Referencia Bibliográfica
Luza, R., (2005), Psicología de la Personalidad, Arequipa, Perú
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