Durante los últimos 50 años se ha mantenido casi a la misma altura la tendencia a reducir el número de horas de trabajo por semana, así como a disminuir la longitud de la jornada.
Con el pasar de los años se ha demostrado que la reducción de las horas de trabajo a menos de 48 horas por semana consiguió aumentos en la producción por hora y por semana, así como una disminución del ausentismo y de los cambios en la fuerza trabajadora.
La conclusión general a que se llega a través de estos y otros estudios semejantes, es que con frecuencia aumenta la producción cuando el número de horas de trabajo por semana no excede mucho de cuarenta.
Las pausas en el trabajo dan como consecuencia un aumento en la producción a pesar de que suponen al mismo tiempo una disminución en el tiempo real de trabajo. Es muy usual que en los intervalos de descanso las compañías proporcionen alimentos gratis para que los empleados tomen un bocadillo antes de reanudar su trabajo.
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