Hay distintos enfoques para optimizar el tiempo. Algunos sostienen que mejor es dividir el trabajo en partes, mientras que otros consideran que las tareas se deben desarrollar de una vez, con el fin de ganar mayor tiempo para otras actividades.
Ambas tienen sus puntos a favor y en contra, pero lo esencial no depende que las personas se adecuen al enfoque, sino que el enfoque se adecue a la persona. Por lo tanto estos se deben adaptar a la realidad de cada uno, estableciendo las prioridades del caso.
Por ejemplo si se está en una época crucial del año y donde se deben entregar balances finales, pues tal vez no sea el adecuado momento para dividir una tarea, sino desarrollarla lo antes posible. Pero esto también tiene que ver bastante con el área en que se está trabajando.
Por eso es importante establecer las prioridades de tiempo: pueden ser semanales, quincenales o mensuales; y las prioridades de funciones: gerentes, supervisores, empleados. Recuerde que el enfoque elegido debe llevar a obtener mayor calidad y optimizar el tiempo.
También se necesita mucha honestidad con uno mismo para establecer que enfoque es el más adecuado. Por ejemplo hay personas que suelen dividir el trabajo pero al final sólo consiguen retrasarlo hasta amontonar una serie de tareas inconclusas. En cambio otros pueden trabajar mejor así porque se bloquean desarrollando una sola tarea por largo tiempo. Recuerde que finalmente usted debe elegir la forma de gestionar su tiempo, con el fin de optimizarlo.
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