El ejecutivo además de su eficiente trabajo puede hacer que las estructuras mal organizadas funcionen mejor y sean efectivas.
El objetivo principal de los ejecutivos es la buena planificación y el mejor control. Seleccionar ejecutivos subordinados de primera línea y prepararlos para un rendimiento optimo.
Los ejecutivos estudian los problemas que se suscitan en las empresas, analizándolos hasta encontrar las soluciones, el buen ejecutivo busca la prosperidad de su empresa.
En la capacidad, calidad y contracción en sus funciones, está el éxito o fracaso de su empresa.
El ejecutivo superior no puede pasar por alto el impacto de las acciones de la administración de una empresa en el medio social y deberá tener en cuenta que las innumerables desigualdades en el trato de los trabajadores de una empresa, de una escuela o universidad, o de una oficina de gobierno son consecuencia más de aspectos emocionales que de decisiones lógicas y muy rara vez son reparadas.
La función de la alta administración no puede ser llevada en forma ligera, antes bien se necesita que el ejecutivo cumpla cabalmente sus responsabilidades sociales y trate de conocer y valorar los fines sociológicos, apoyando siempre decisiones que enriquezcan estas premisas.
El ejecutivo debe orientarse al campo más amplio del servicio público, utilizando su talento en la diplomacia en el gobierno, en la investigación, en la filantropía o en la educación.
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