Además de estudiar personalmente un producto y de utilizarlo, el guionista tiene que reunir tanta información como pueda de parte de la gente que se relaciona con el mismo. Una buena fuente para este fin es el departamento de promoción de la empresa anunciante. Desarrolle una actitud flexible y receptiva hacia los productos y servicios. Independientemente de las consideraciones éticas, alguien podría encomendarle la campaña de un producto o servicio que le parezca aburrido o tonto. En realidad, es posible que a la mayoría de los clientes potenciales les parezca así. Su trabajo es poder hacer que ahora resulte fascinante.
Si le piden que anuncie una cámara instantánea que se ajusta automáticamente, que tome excelentes fotos, fácil de llevar en un bolsillo y que cueste la mitad del precio de las cámaras que ofrece la competencia, su trabajo como guionista será relativamente cómodo.
Los guionistas que desarrollaron los primeros anuncios en Estados Unidos hicieron que una vez Volkswagen fuera la marca extranjera de asuntos con la mayor venta en este país, por otra parte, es posible que se trate de un producto de apariencia ordinaria como una tableta para la indigestión, o los servicios de una de tantas cadenas de comida rápida, como un servicio de radio locación, por ejemplo. Los guionistas más creativos han incrementado de manera significativa las ventas de este tipo de anunciantes, al desarrollar métodos novedosos y singulares de presentar los productos. Así surgieron comerciales que tenían a todo Estados Unidos diciendo “Nadie sabe como alivia, todos saben que si alivia”, “si tu pedido no llega después de treinta minutos es gratis”, etc.
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