Vivimos en un tiempo de transformaciones, donde los cambios son más dinámicos debido a la tecnología y también a las incertidumbres económicas de Estados Unidos y Europa. Se equivocó Francis Fukuyama cuando sentenció el ‘El Fin de la Historia’, pues nuevamente quedó demostrado que nada es para siempre. Y frente a esa realidad, el rol y perfil del empresario no puede ser igual al de épocas pasadas.
¿Qué escenario afronta el nuevo empresario? Primero en el aspecto del conocimiento, la información está disponible en casi todos los niveles, por lo cual es necesario la continúa actualización e innovación para estar delante de la competencia. Sin llegar a ser un experto en informática, el nuevo empresario debe conocer los nuevos aspectos tecnológicos, donde teléfonos inteligentes y redes sociales son herramientas imprescindibles para los negocios.
La globalización afectado todos los aspectos de la vida, especialmente los negocios. Hace dos década era casi imposible pensar que China abriría sus mercados al mundo y ahora se ha convertido en el nuevo motor del capitalismo mundial. Por ello el nuevo empresario debe estar dispuesto a adaptarse a los frágiles e impredecibles cambios que presenta el mercado económico. Debe desarrollar su espíritu visionario para elaborar estrategias en base a futuros escenarios, analizando el presente.
Finalmente el empresario debe entender que no sólo su rol ha cambiado, sino también de los demás actores de la empresa y también de los conceptos. Por ejemplo la competitividad de los nuevos tiempos exige la búsqueda continúa de la calidad. Esta no puede ser impuesta, sino que requiere del compromiso de los trabajadores con los objetivos, misión y visión de la compañía. En este proceso el empresario del siglo XXI juega un rol vital como líder y motivador.
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