En 1984 Jay Conrad Levinson publicó un libro legendario llamado “Marketing de Guerrilla.” Se habló de formas no convencionales de publicidad, con presupuestos más pequeños y una imaginación más grande para captar la atención de los consumidores. Se instaba a pensar fuera de la caja (en este caso, la TV) y salir de la página impresa. Se debía ser diferente e inesperado.
Más de 25 años más tarde, el marketing de guerrilla es ahora tan común como los anuncios de radio y exteriores. Aquí están algunas de las muchas formas de promocionarse con formas poco tradicionales:
Marketing encubierto, colocando productos de manera sutil en espacios no comerciales.
Marketing de experiencia donde el cliente interactúa con el producto.
Graffitis, o publicidad en el pavimento.
Marketing viral, a través de las redes sociales
Buzz marketing , aprovechando la comercialización del boca a boca
Flash mobs, reuniendo a un grupo de personas por medio de Internet o teléfonos móviles, llegando a una acción concreta de tipo persuasiva.
Un punto en contra de este tipo de marketing es que el consumidor se ve sobrecargado de mensajes publicitarios. En 1984 era audaz ver un anuncio en los urinarios, pero en estas épocas pueden resultar hasta un poco molestoso.
Pero eso no significa que el marketing de guerrilla ha llegado a su fin. Aún puede ser una fantástica manera de captar la atención y la imaginación del público objetivo. Sólo se necesita hacerlo bien y de forma creativa. Es el caso de los anuncios en urinarios que en tiempos actuales ya no tiene nada de creativo. Recuerda que los tiempos cambian y la publicidad está en constante evolución.
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