Antecedentes Biográficos
Nació el 15 de Junio de 1902 cerca de Francfort, Alemania, como resultado de una relación extra matrimonial; años más tarde su madre se casó con un pediatra Theodore Homburger, quien adoptó a Erik y le dio su apellido; en un acto que Erikson llamaría después «engaño amoroso», sus padres le ocultaron su adopción por varios años. De este modo, el hombre que es famoso por haber creado el término «crisis de identidad» la experimentó en carne propia. No sólo tuvo que luchar con la búsqueda usual de la identidad psicológica, sino que además no estaba seguro de su identidad biológica. Su resolución a ese problema se hizo evidente en 1939; en el proceso de convertirse en ciudadano estadounidense, agregó a su nombre el apellido por el que se le conoce, asumiendo a su nuevo nombre, Erik Homburger Erikson.
Erikson no pudo encontrar si identidad profesional en Viena, donde él y Peter Blos, un teórico e investigador sobre la adolescencia, establecieron una escuela progresiva sin grados, proporcionando a los niños una libertad óptima dentro de una estructura apropiada. Después de un tiempo corto, Anna Freud propuso a Erikson comenzar su análisis con ella y convertirse en analista infantil. A lo largo de los siguientes años, Erikson se estableció como una figura clave en el psicoanálisis y publicó artículos sobre educación y psicoanálisis. Estos reflejan la precisión de la filosofía Montessori, un método de educación que Erikson estudiaba en ese momento.
Dejó Viena en 1933 y se estableció con su esposa y su familia en Bostón, donde se convirtió en el primer analista infantil de la ciudad. En 1936 aceptó un nombramiento en el Instituto de Relaciones Humanas de la Universidad de Yale para impartir enseñanza en la escuela de medicina.
En 1938, tuvo la oportunidad única de estudiar los métodos de crianza de los niños entre los sioux de Dakota del Sur. Allí observó cómo los conocimientos de la infancia son modelados por la sociedad y sus costumbres, un tema que habría de enfatizar una y otra vez en sus escritos posteriores.
Entre 1939 y 1960, Erikson ocupo cargos y puestos importantes en California y Massachusetts. En 1960 la universidad de Harvard le ofreció el cargo de profesor a pesar del hecho que nunca había recibido un título universitario. Erikson era un orador popular en los colegios y universidades de todos los Estados Unidos.
Murió el 12 de Mayo de 1994, después de una enfermedad breve.
Un Entendimiento Mejorado del Yo.
Erikson amplió el análisis freudiano en cuatro formas principales.
Primera, incrementó el entendimiento del yo explicando cómo es un solucionador de problemas creativo que surge del contexto genético, cultural e histórico de cada individuo. Segunda, explicó a fondo las etapas del desarrollo propuestos por Freud, haciendo explícita una dimensión social que estaba implícita en teoría de Freud pero que nunca se expuso con claridad. Tercera, extendió el concepto de desarrollo para abarcar todo el periodo de vida desde la infancia hasta la ancianidad. Cuarta, exploró el impacto de la cultura, la sociedad y la historia en la personalidad en desarrollo e ilustró esto en estudios psicohistóricos de personas famosas.
En la teoría de Erikson, el yo es la parte de la mente que da coherencia a las experiencias conscientes o inconscientes. Erikson concordaba con Freud en que muchos aspectos del funcionamiento del yo son inconscientes, pero creía que el yo tiene un propósito unificador global que conduce a conducta y comportamiento consistentes. El yo tiene el papel positivo de mantener el desempeño efectivo, en lugar de solo un papel negativo de evitar la ansiedad. Sus defensas son adaptativas al igual que desadaptativas.
Erikson no creía en la posibilidad de reconstruir mejor las funciones del yo a partir de un funcionamiento de sus disfunciones. El explico sus capacidades adaptativas, su capacidad para enfrentar la tensión emocional, para resolver el conflicto vital, recuperarse y contribuir a la formación de la identidad. En el análisis final, Erikson definió al yo como una fuerza intensa, vital y positiva una capacidad organizadora del individuo que conduce a «la fuerza que puede reconciliar discontinuidades y ambigüedades».
Las Etapas Psicosociales del Desarrollo.
En su discusión sobre las etapas psicosexuales del desarrollo. Freud se concentró en su carácter biológicos y tendió a rechazar la dimensión social.
Para Erikson las etapas se encuentran en definitiva en un desarrollo psicosocial, en el que los niños tratan de entender y relacionarse con el mundo y con los demás. En efecto, Erikson hizo explícita la dimensión social implícita en la obra de Freud.
Cada una de las etapas psisociales propuestas por Erikson se enfoca en una polaridad emocional o conflicto que los niños experimentan en ciertos periodos críticos. Las demandas ambientales de las nuevas introyectan componentes emocionales positivos y negativos en el desarrollo de la personalidad. Ambos componentes emocionales son incorporados en alguna medida en la persona que está emergiendo, pero si el conflicto es resuelto de manera satisfactoria, el componente positivo es reflejado en un grado mayor.
Las primeras cuatro etapas propuestas por Erikson corresponden a las etapas psicosexuales de la teoría de Freud (de la oral a la de latencia) . Erikson subdividió entonces la etapa genital en cuatro fases que representan la maduración y el desarrollo hasta la madurez. Las etapas propuestas por Erikson son epigenéticas (de las palabras griegas, epi, «sobre» y génesis «surgimiento»): una etapa se desarrolla sobre otra en un patrón secuencia! y jerárquico. En cada nivel sucesivo la personalidad humana se vuelve más compleja. Erikson enfatizó las características prospectivas del ciclo vital y enmendó la lógica del psicoanálisis de modo que los acontecimientos tempranos son considerados no sólo en términos de sus contribuciones al desarrollo posterior, sino dirigidos estos mismos por potenciales que no florecen sino hasta después.
Las etapas psicosociales creadas por Erikson no ocurren dentro de un marco de referencia cronológico estricto. Cada niño tiene un horario personal. Sin embargo, corno en el desarrollo fetal, cada aspecto del desarrollo psicosocial tiene un periodo crítico de disposición durante la cual, si no surge, es probable que se enrede. Además, las etapas progresan de un modo acumulativo en lugar de lineal. Las conductas de una etapa no desaparecen con la sucesiva.
Erikson hizo a los conceptos psicoanalíticos más consistentes con los hallazgos científicos contemporáneos. Sus etapas psicosociales son una serie gradual de encuentros decisivos con el ambiente; interacciones entre el desarrollo biológico, las capacidades psicológicas, las cognoscitivas y las influencias sociales. Erikson percibió a la persona corno una forma de ser en el mundo. Por tanto, la primera etapa, más que una catexis de la libido en una zona oral, es un complejo de experiencias centrado en la boca.
Confianza contra Desconfianza: Esperanza
La dualidad emocional de confianza contra desconfianza es la consideración clave de la primera etapa, la cual corresponde a la oral, sensorial y cinestésica de Freud de movimiento. La actitud psi social básica que se debe aprender en esta etapa es si podernos confiar en el mundo o no. Durante un periodo prolongado los niños son muy dependientes de los demás para su cuidados. Ciertas frustraciones son inevitable y significativas desde el punto de vista social, pero demasiada frustración o indulgencia pueden tener efectos negativos. La confianza básica implica una correlación percibida entre las necesidades propias y las de nuestro mundo.
Un equilibrio apropiado de confianza conduce al desarrollo de la fuerza del yo esperanza, una virtud humana básica sin la cual somos incapaces de sobrevivir. La esperanza representa una convicción persistente de que nuestros deseos pueden ser satisfechos a pesar de la decepción y los fracasos. La esperanza es la base de la fe, reflejada en compromisos maduros.
Autonomía contra Vergüenza y Duda: Voluntad
La segunda etapa psicosocial desarrollada por Erikson, autonomía contra vergüenza y duda, surge durante el segundo tercer años de vida y corresponde a la etapa anal – muscular en el esquema psicosexual de Freud. La dualidad emocional primaria aquí es la del control sobre el cuerpo y las actividades corporales en oposición a una tendencia hacia la vergüenza y la duda. Justo un niño ha aprendido a confiar en su madre y en el mundo, volverse obstinado y arriesgarse con su confianza a fin de percatarse lo que él, como individuo confiable puede querer.
La lucha por la autonomía no se limita a las sesiones en el cuarto de baño, sino que se extiende a muchas otras áreas de vida conforme el yo comienza a establecer la independencia psicosocial.
El negativismo de los niños de dos años de edad cuya palabra favorita es «no» es evidencia de su lucha por intentar la autonomía. Un berrinche es tan sólo una pérdida momentánea del autocontrol. Las culturas tienen formas diferentes de cultivar o quebrantar la voluntad del niño, ya sea reforzando o rechazando las exploraciones tentativas del niño. Las dudas acerca de su capacidad de autocontrol pueden provocar en los niños sentimientos de inadecuación, vergüenza.
La voluntad, la virtud correspondiente a esta etapa, es un crecimiento natural de la autonomía. Es claro que en los años en que el niño comienza a caminar sólo surgen rendimientos, pero esta voluntad formará un sentido maduro de poder de la voluntad. Ésta es una determinación inquebrantable de ejercer la libertad de elección y el dominio de sí mismo y forma la base para nuestra aceptación subsecuente de las leyes sociales.
Iniciativa contra culpa: determinación
La dualidad emocional que Erikson imaginó para la etapa fálica o genital-locomotora de la psicosexualidad (de los tres a los cinco años de edad) es iniciativa contra culpa. En este periodo, los niños están activos en su ambiente, dominan habilidades y tareas nuevas. Su modalidad social dominante es el modo intruso: sus cuerpos se entrometen en forma vigorosa en el espacio y sobre otras personas. Los preescolares dirigen sus actividades hacia objetivos y logros específicos. Su intrusión y curiosidad no sólo se extiende a cuestiones sexuales sino también a muchos otros intereses en la vida. La Palabra característica de los preescolares es ¿Por qué?. Las respuestas paternas a las actividades autoiniciadas de los niños determinan el resultado exitoso o infructuoso de esta etapa. Si la iniciativa es reforzada, la conducta de un niño se orientará cada vez más hacia el objetivo. Erikson creía que el complejo de Edipo representa más y al mismo tiempo menos de lo que Freud hizo de éste: Prefería llamarlo un complejo generacional temprano. Desde el punto de vista de la evolución, es la primera experiencia del niño con la secuencia implacable de las generaciones, el crecimiento y la muerte. El padre del mismo sexo del niño queda implicado de manera «natural» en sus primeras fantasías genitales en un momento en que la iniciativa del niño está lista para alejarse de la situación presente hacia objetivos nuevos. Al mismo tiempo, la imaginación intensa y las habilidades locomotoras vigorosas del niño producen fantasías aterradoras gigantescas que despiertan una sensación de culpa y conducen al desarrollo de la ciencia. Por tanto la etapa edípica da por resultado un sentido moral que establece límites permisibles y comienza a vincular los sueños infantiles de manera realista con los diversos objetivos posibles de la tecnología y la cultura del niño.
Laboriosidad contra Inferioridad: Competencia
La siguiente etapa en la vida del niño tiene un paralelo aproximado con él periodo de latencia propuesto por Freud. Este, dio pocos indicios sobre lo que sucedía al desarrollo de la personalidad durante este periodo, además de sugerir que la latencia implica un traslado de la expresión sexual prematura a una fase sexual inactiva. Erikson concordó en que durante la latencia se apaciguan ciertas cualidades, apasionadas e imaginativas de años anteriores de modo que el niño es libre de concentrarse en el aprendizaje. Sin embargo, declaró que el aprendizaje implica más que solo curiosidad sexual suprimida o desplazada. El aprendizaje contiene su propia energía; es una forma básica de lucha que tiene lugar a lo largo del ciclo vital y que atraviesa por una crisis especial durante los años escolares. La concentración se mueve en forma brusca del ello al yo conforme el niño aplica los impulsos que antes motivaban sus sueños y juegos hacia objetivos específicos y aprobados. Pero el yo puede permanecer fuerte sólo por medio de la interacción con instituciones culturales. En esta época la sociedad interviene de manera más formal para desarrollar las capacidades y potenciales del niño.
Identidad del Yo Contra Confusión de Roles: Fidelidad
Para Freud, las características principales de la etapa genital eran Lieben und arbeiten, «amar y trabajar». Erikson estaba de acuerdo con la importancia de estos logros pero él dividió además la etapa final propuesta por Freud en cuatro subetapas para enfatizar la cuestión de que la «genitalidad no es un objetivo que deba ser perseguido en forma aislada». Al hacerlo así, Erikson enriquec1o de manera amplia el entendimiento de la adolescencia y los años de la edad adulta.
La dualidad primaria durante la adolescencia (doce a dieciocho de edad) es la identidad del yo contra la confusión de roles. El proceso de formar una identidad del yo requiere que el individuo comprar cómo se percibe a sí mismo con cuan significativo, al parecer los demás esperan que él sea. «la identidad del yo, entonces, en su aspecto subjetivo, es la conciencia del hecho de que hay una auto igualdad y continuidad para los métodos sintetizadores del yo y una continuidad de lo que significamos para los demás». La identidad del yo da por resultado un sentido de individualidad coherente que nos permite resolver nuestros conflictos en forma adaptativa. Los adolescentes deben responder la pregunta ¿Quién soy yo? De manera satisfactoria. Si fallan en eso sufrirán confusión de roles.
Erikson sugirió que la adolescencia es un periodo crucial en particular: Junto con el crecimiento y los cambios físicos rápidos, ocurren nuevos desafíos psicológicos. Las continuidades previas son cuestionadas conforme los jóvenes comienzan a reconectar los roles y habilidades que han desarrollado en un sentido más maduro de identidad. Esta integración es más que la suma total de los logros previos. Erikson a menudo hablaba de la adolescencia como una moratoria entre la infancia y la edad adulta y consideraba esta moratoria importante, en particular en una sociedad compleja.
El mayor peligro en esta etapa es la confusión de roles, la incapacidad del adolescente para concebirse como un miembro productivo de su sociedad. Erikson declaró que «una identidad del yo sana es la única salvaguarda contra la anarquía de los impulsos al igual que contra la autocracia de la conciencia. La confusión de roles con frecuencia surge de la dificultad del adolescente para hallar una identidad ocupacional, pero también puede expresar una incapacidad general para encontrar un lugar significativo en su cultura. El desarrollo de una identidad positiva depende del apoyo de grupos significativos. El adolescente que no puede encontrar un papel adulto significativo corre et riesgo de una crisis de identidad, una falla transitoria en él establecimiento de una identidad estable. La fidelidad es la virtud o fuerza del yo desarrollado en estos tiempos; el adolescente está listo para aprender a ser fiel a un punto de vista ideológico. La fidelidad consiste en la «capacidad para sostener lealtades juradas con libertad a pesar de las contradicciones inevitables de los sistemas de valores». Sin fidelidad, la persona joven tendrá un yo débil y sufrirá de una «confusión de valores» o buscará un grupo desviado para serle leal.
Intimidad contra Aislamiento:
Los primeros años de la edad adulta (de dieciocho a veinticuatro años de edad) están marcadas por la dualidad emocional de intimidad contra aislamiento. La intimidad se refiere a la capacidad para desarrollar una relación cercana y significativa con otra persona. Erikson aplicó aquí la máxima de Freud «amar y trabajar» como la orientación modelo. El aislamiento implica la autoabsorción y una incapacidad para desarrollar relaciones que impliquen un compromiso profundo. Habiendo crecido más allá de los comienzos del establecimiento de una identidad, el adulto joven es capaz de vencer el temor de la pérdida del yo y formar una filiación íntima con otro individuo. La tarea de la edad adulta jóvenes acoplar la genitalidad es una definición inadecuada de la salud. Por otra parte, la dedicación al trabajo por parte de un individuo no debe ser tal que pierda la capacidad de amar. Por tanto, es en este punto donde surge la virtud del amor como una fuerza del yo. Esto no significa negar la participación del amor en las etapas previas, sin que en la edad adulta joven el individuo es capaz de transformar el amor recibido en la infancia y comenzar a cuidar a otros. El amor además representa una devoción mutua que es capaz de vencer el antagonismo natural involucrado en cualquier relación entre los sexos. Erikson reconoció que hay funciones diferentes de los sexos, en particular con respecto a la procreación sin embargo, las capacidades del yo maduro pueden trascender esas funciones de modo que el hombre y la mujer cooperen.
Generatividad contra Estancamiento: Cuidado
Los años intermedios (de veinticinco a sesenta y cuatro años de edad) se caracterizan por el conflicto de generatividad contra estancamiento. La generatividad implica más que la paternidad; es la capacidad de ser productivo y creativo en muchas áreas de vida, en particular aquellas que muestran una preocupación por el bienestar de las generaciones siguientes. El adulto participa en forma activa en aquellos elementos de la cultura que asegurarán su mantenimiento y acrecentamiento. El fracaso en estos lleva a sentimientos de estancamiento, aburrimiento y empobrecimiento interpersonal. Erikson sugirió que debido a que Freud enfatizó la inhibición temprana de la expresión de la libido o impulso sexual, subestimó la importancia de los deseos procreativos de los seres humanos. Erikson consideró que un impulso procreativo era instintivo y consideró a síntomas de autoabsorción e indulgencia. El cuidado es la fuerza del yo que surge durante los años intermedios. El adulto precisa ser necesitado. El cuidado implica hacer algo por alguien. El cuidado también es capaz de vencer los sentimientos ambivalentes inevitables que están implicados en la relación padre-hijo. Una vez más, cuando el yo maduro es capaz de trascender estas emociones, el adulto puede cumplir con sus obligaciones con la juventud.
Integridad del Yo contra Desesperación: Sabiduría
La madurez, la etapa final de la vida (de los sesenta y cinco años de edad hasta la muerte), está marcada por la integridad del yo contra desesperación: La integridad del yo implica la capacidad de reflexionar sobre la propia vida con satisfacción aunque no todos los propósitos se hayan cumplido. La muerte no es temida sino aceptada como una entre muchas facetas de la propia existencia. La desesperación implica el arrepentimiento por oportunidades perdidas e insatisfechas en un momento en que es demasiado tarde para comenzar de nuevo. La integridad del yo representa el fruto de las siete etapas que han precedido. La virtud de esta etapa es la sabiduría. Ésta permite al individuo darle a su vida un cierre apropiado. Es la capacidad para mirar hacia atrás y reflexionar sobre la propia vida frente a la muerte inminente.
Referencia Bibliográfica
Luza, R., (2005), Psicología de la Personalidad, Arequipa, Perú
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