Se ha dicho mucho acerca del papel de la psicología en la publicidad, pero hay ciertos mitos que Pedro Pratt trata de aclarar y en base a su libro hemos seleccionado las mejores «verdades publicitarias» desde el punto de vista del autor:
- El poder de llamar la atención de una palabra o conjunto de palabras, esta en relación directa con la facilidad de comprender su significado.
- El máximo de eficacia de la publicidad sobre la memoria se consigue cuando el nombre del artículo o marca liga tener un valor propio en el lenguaje corriente.
- La publicidad ha de tener fuerza de venta. Ha de llamar la atención, debe expresar claramente una utilidad, una necesidad o una ventaja a fin de suscitar un interés hacia la cosa que se ofrezca, haciendo nacer un deseo de posesión.
- El mejor medio para conseguir que la publicidad ejerza una acción eficiente sobre el interés y el deseo, es procurar que la proposición dirigida al público no determine una perturbación en sus ideas habituales.
- No anunciamos para darnos gustos, sino para vender. Hemos de situarnos en el pensamiento medio de la colectividad y examinar qué intereses son comunes. La psicología de las multitudes tiene puntos de contacto que son universales.
- No debemos presentar los objetos tal como son por sí mismos, sino como existen en la imaginación humana.
- Llamar la atención no es una finalidad, sino un medio para despertar ideas, sentimientos y sensaciones, para crear simpatía, para desvelar instintos, para sugerir.
- La proposición que con mayor facilidad aceptan nuestra mente es aquella que está relacionada con nuestros intereses.
- El público es como un gran niño cuyos estados más elementales de conciencia hemos de procurar conocer para poder utilizar.
- La idea que con mayor facilidad entra en nuestra mente es aquella que está relacionada con otra que nuestra mente ya existe.
- La publicidad no puede ejercer influencia sobre todo los sentimientos. La ejerce sobre cierto número de sentimientos: curiosidad, interés, ambición, vanidad, previsión, temor, confianza, simpatía y credulidad.
- De todos los sentimientos que la publicidad puede provocar, hay dos iniciales: la curiosidad y el interés.
- Cuanto mayor sea la fuerza que tenga un anuncio para estimular sensaciones, más alto será para influir más intensamente sobre la atención.
- Un objeto puede interesar sin que llegue a suscitar el deseo de poseerlo.
- El poder de llamar la atención que tiene un objeto está en relación directa con el número de veces que el mismo se nos muestre o evoque.
- El espíritu no puede retener a la vez más de cuatro objetos o grupos de objetos que sean representados, referidos o evocados. En cuanto disminuye el número, la capacidad concentrativa de la atención es mayor.
- El comprador de hoy ya no es el comprador ingenuo, imaginativo y de confortable nivel de una vida sin temores, es un comprador que vive agitado y distraído por los problemas económicos y morales que ha de resolver diariamente.
- El poder sugestivo del anuncio no terminan con la adquisición del objeto.
- La asociación de ideas debe presentar sus argumentos en forma tal que lector pueda asociarlos natural y fácilmente a su experiencia propia.
- La función esencial de la publicidad consiste en ejercer una influencia más o menos intensa sobre el espíritu humano. Su fundamento primordial ha de ser por lo tanto la observación atenta y el estudio sistemático del hombre.
- Lo primero que debe proponer la publicidad es llamar la atención. Pero también es evidente que ello no basta para vencer las resistencias del público y determinar actos de compra.
- El anuncio que únicamente tuviese poder para influir sobre las ideas, con ausencia de la sensibilidad, no producirá efecto positivo en la compra y por lo tanto carecería de rendimiento.
- La acción más frecuente de la publicidad no es crear necesidades, sino contribuir a la satisfacción de las ya manifiestas y reconocidas.
- No debemos presentar los objetos tal como son por sí mismos, sino en la medida que nos permitan nuestras observaciones tal como existen en la imaginación humana.
- Se crean sin cesar multitud de objetos que tienen aumentar el confort de nuestra vida y la publicidad asume la tarea de demostrar que responden a una necesidad. Transcurren algunos años; aquellos objetos se hacen de uso corriente y la humanidad, que había pasado tantos siglos sin ellos, acaba por considerarnos absolutamente indispensables.
- Un objeto ejercerá más poderosa influencia sobre nuestra atención cuanto mayor sea la facilidad de comprender su significado.
- Los objetos deben ser presentados por la publicidad tal como existen en la imaginación del público a quien se destinan.
Tomado de “505 Verdades Publicitarias” de Pedro Pratt Gaballi
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