Ningún supervisor es un buen gerente a menos que tenga el valor de despedir a los empleados cuando sea necesario, Es gratificante ayudar a los demás empleados a progresar y superar sus defectos, pero en algunos casos llega el momento en que hay que decirles que si no mejorar tendrán que irse.
Lamentablemente, algunas personas no reaccionan positivamente, sin importar como se les trate. Persisten en el mismo comportamiento: Trabajan mal, llegan tarde y hacen caso omiso de las reglas. La ayuda, los elogios y las advertencias no parecen tener ningún efecto; usted trata una y otra vez pero nada da resultado.
En una situación como esta, cuando usted no cuenta con la colaboración del empleado, es un error continuar esforzándose y cediendo: lo mejor es plantearse una opción clara y firme entre mejorar su desempeño o ser despedido.
Tanto el supervisor como el jefe del área deben estar al tanto de esta situación, discutirla y asegurarse de contar con el respaldo de la administración. Es necesario hablar seriamente con el trabajador problemático y hacerle saber lo que se espera exactamente de él.
Deje en claro que la decisión es de él y no de usted. Si el resultado es contrario, cumpla con su palabra. No se altere ni pierda el control. Sencillamente despida al trabajador, tal como se lo había advertido. ¡No vacile y actué con firmeza!
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